Las noticias del personal médico en las calles en protesta por los insumos básicos ha sido una constante en la pandemia del coronavirus. A lo largo del país y en diferentes momentos, las denuncias por esta razón coincidían: los materiales no se entregaban o eran de mala calidad, y en consecuencia, los contagios y muertes de compañeros a causa del virus, fueron en aumento.
Ciudad de México, 14 de julio (SinEmbargo).- Desde que se detectó el primer caso de coronavirus en México, han pasado 4 meses y 16 días; el 37 por ciento del año 2020. En los hogares pegó el virus: tocó convivir con toda la familia dentro de cuatro paredes; a los que trabajan en las calles les tocó enfrentar calles vacías y ver cómo el dinero que ganaban en el día era cada vez menos. La pandemia movió a todos, personas, planes.
En el mundo, y por supuesto en México, los trabajadores del sector salud son los héroes de esta historia. Las fotografías de sus rostros marcados por el equipo de protección luego de una jornada conmovieron a muchos e incluso se fijaron horarios para salir a aplaudirles.
Pero en México, la corrupción no ha permitido en estos 138 días el correcto desempeño del personal de salud, aún en lo más agudo de la pandemia. SinEmbargo entrevistó a enfermeras, camilleros y laboratoristas que lanzan un grito desesperado en el que denuncian negligencia por parte de directivos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social (SNTSS).
Dicen, cada uno de ellos entrevistados por separado, que durante todo este tiempo, el acceder a un equipo de protección completo, es casi imposible. Aunado a eso, aseguran que el desconocimiento de los protocolos básicos y/o la ausencia de estos, provocó el contagio de compañeros y la muerte de 200, según los datos proporcionados por el Movimiento Nacional en Defensa de la Seguridad Social (MONDESS).
El personal médico señaló que por parte del IMSS no se capacitó de manera adecuada para atender la pandemia; que hay deficiencia en los protocolos y carencia de insumos. También insistieron en que los hospitales no se adecuaron de manera “profesional y detallada”, lo que devino en brotes de contagio dentro de los centros de salud.
La mayoría optó por comprar sus cubrebocas y caretas conforme los casos de COVID-19 aumentaban y por lo tanto la cantidad de pacientes en los hospitales. La otra opción era ir a firmar por un cubrebocas a determinada hora y lugar y firmar en otro lado por gogles comunitarios.
Los testimonios del personal señalan que el Presidente Andrés Manuel López Obrador atinó al asegurar cuando llegó a ese puesto, que el sistema de salud pública estaba en pésimas condiciones y el coronavirus llegó a agudizar la situación justo cuando el Sindicato –uno de los más antiguos del país y ligado a la estructura del Partido Revolucionario Institucional (PRI)– estaba concentrado en impedir el avance de trabajadores organizados para lograr la democracia sindical.
A continuación se muestran los testimonios de seis trabajadores del IMSS. Los nombres de algunos fueron cambiados para proteger su para evitar represalias.
Son las palabras de la batalla contra la COVID-19 dentro de los hospitales que muestran los diversos retos que el personal ha tenido enfrente y que se han reducido, en ocasiones, a conseguir un cubrebocas.
Martha Medina, enfermera en el Hospital Familiar de Zona Familiar No. 68 en Ecatepec de Morelos, habló sobre el manejo de los insumos de parte del Sindicato y que la gran mayoría de los trabajadores a nivel nacional tuvieron que adquirir sus equipos de protección: caretas, mascarillas N95, K95 o ponerse doble o triple cubrebocas.
“Laura”, laboratorista y enfermera, en una clínica en Puerto Vallarta, criticó el manejo de las licencias y el otorgamiento de los bonos COVID. A ella le negaron la licencia a pesar de ser parte de la población de riesgo y enfermó de coronavirus.
“Alberto” es un camillero de unidades hospitalarias adscritas al Hospital General en Troncoso, Iztacalco en la Ciudad de México. Cuenta cómo él y sus compañeros se vieron orillados a construir las cápsulas para transportar a los enfermos de COVID-19 y cómo incluso eso generó molestia.
Criticó la manera en que directivos del IMSS salen en medios de comunicación con las mejores caretas y cubrebocas, “cuando ellos no están en los hospitales”.
Javier Soto Hidalgo, técnico laboratorista en el Hospital de Villahermosa, Tabasco, comentó sobre la manera en que se ha realizado la reconversión hospitalaria para atender a enfermos de COVID y desprotegió en su totalidad a enfermos de diabetes y cáncer, por ejemplo.
Por último, Alan Pérez, enfermero de la escuela del IMSS y que trabaja en uno de los laboratorios de patología, ahondó en el sentir del personal a estas alturas de la pandemia de COVID-19 y cómo ha sido la labor de todos ellos en la búsqueda de material de protección sin un sindicato que respalde el sentir ni las necesidades de quienes representa.
Consultado para este texto, el SNTSS informó a SinEmbargo que durante la pandemia aportó 1 millón 583 mil 434 insumos, entre cubre bocas, guantes, corros, mascarillas, caretas, gogles, gel, etcétera.
Aseguró a través de un comunicado de prensa, que el personal con enfermedades crónico-degenerativas, embarazadas y personas de mayor edad, fueron enviadas a sus casas; que se intentó frenar los actos discriminatorios; que a través de mesas de trabajo junto con el IMSS para atender las necesidades de los trabajadores y sobre el Bono COVID, aseguró el Sindicato que hasta la fecha se han emitido 13 nóminas por un monto de 871 millones de pesos.
Cabe señalar que están en poder de este medio, pruebas documentales, fotografías y audios que prueban lo señalado por las y los trabajadores.
MARTHA: “TODOS TUVIMOS QUE ADQUIRIR NUESTROS EQUIPOS»
Ha sido difícil el trabajo en estas condiciones, muy desgastante para la base trabajadora, para los que le damos la cara a los usuarios, a los derechohabientes, porque el director Zoé Robledo lamentablemente fue superado por la corrupción que impera en el IMSS desde hace más de 30 años.
Para nosotros los trabajadores es angustiante hasta el momento porque las cifras de trabajadores fallecidos ya es alta, nosotros hemos contabilizado a cerca de 200 en todo el país. La cifra crece en los últimos días.
El contagio es inminente entre trabajadores. Nos enfrentamos a que si un compañero trabajador presenta sintomatología, bajamos a revisión y si nos ven realmente mal, nos extienden la capacidad, pero máximo 7 días a los trabajadores con mayor riesgo o más sintomatología.
A algunos les hacen la prueba, a otros no, no sabemos si son positivos. Esto es delicado porque pueden ser portadores. Los que mejoran un poco tienen que regresar a trabajar aunque sean posibles transmisores efectivos.
Ahora, sobre los insumos, lo que sucedió en el mes de abril con todo el equipo que adquirió el Gobierno federal y las donaciones que hubo de otros países, simple y llanamente se perdió porque no llegó jamás a las manos de los trabajadores.
El maestro Zoé en el Aeropuerto anunció la llegada del avión y que en ese momento, él lo entregaba directamente a los almacenes centrales del IMSS que se encuentran en Avenida Vallejo y nosotros los trabajadores sabemos perfectamente que esos almacenes están totalmente manejados por el SNTSS.
Todos los trabajadores a nivel nacional tuvimos que adquirir nuestros equipos de protección: caretas, mascarillas N95, K95 o ponernos doble o triple cubre bocas. Nos hacen firmar todos los días un cubrebocas que nos da el IMSS, que es de los comunes. Por lo menos yo desde que empezó todo esto, he firmado por cubre bocas de estos que son plisados de color blanco con azul, me han dado 10. Todos los trabajadores tuvimos que salir con nuestros medios, nuestro equipo incluyendo nuestro jabón o pinol para limpiar nuestra área de trabajo.
Durante esta pandemia, el sindicato y el Instituto hicieron un acuerdo en el que señalan que los trabajadores que estén en las áreas de COVID –ya sea en las áreas de Urgencias o en hospitalización o intubación– se les va a pagar, pero paralelamente a ese bono COVID, hacen un acuerdo desde el inicio de la pandemia en marzo cuando se decreta la Fase 2, en el que señalan que al personal con enfermedades crónico degenerativas se les otorgarán licencias, pero la gran mayoría de las personas que ya llevan casi cuatro meses sin trabajar son familiares o amigos de jefes sindicales o institucionales y además tienen el bono COVID.
En este tiempo hay muchos trabajadores sociales, médicos, asistentes, cualquier categoría con enfermedades crónico degenerativas e incluso con restricciones ya laborales, enfermedades calificadas o riesgo de trabajo, que están en riesgo porque no se autorizaron las licencias.
Ahora es tan grave la situación de contagio que muchos compañeros, sobre todo médicos especialistas, han renunciado o los están corriendo por negarse a transitar en esas áreas donde están los pacientes infectados.
Todo esto es consecuencia de una corrupción de décadas y con la pandemia todo quedó evidente. No podemos culpar al gobierno en turno por lo que se vive, porque el desmantelamiento del Seguro Social lleva por lo menos 30 años.
LAURA: “SE DIERON CUENTA QUE NO HABÍA MATERIAL»
El manejo de la pandemia al inicio estaba politizado, estaban las prácticas priistas en las que nos daban un gel o una careta con el logo del sindicato. Al inicio no eran homologadas las acciones, no sabían cómo íbamos a trabajar y ya teníamos el problema encima, pero no sabían cómo atacarlo.
A medida de que iban pasando los días empezó a destaparse la cloaca en la que se dan cuenta que no había material. Hacían falta todas las cosas básicas que no tenían que hacer falta porque estamos en una institución donde debe haber guantes y cubrebocas. De repente llega el COVID y pum, no hay nada.
Hicieron un caparazón para proteger a la parte de arriba y luego a la operacional, porque de primera instancia se dieron muchas indicaciones a nivel federal y todo el mundo se dio cuenta. Presidencia notificó que las personas con síndromes degenerativos tenían que irse a sus casas con incapacidad al 100 para que no se vieran afectados. No hubo nada.
En los primeros eslabones de la cadena, en la parte operativa, no hubo nada porque no llegó “la notificación”.
Pasaron las semanas y se acordó entregar licencias, pero se manejaron también a su conveniencia. Por ejemplo, los mayores de 65 años tenían licencia, mamás con hijos menores de 10 años, etcétera. Pero en el momento que sale esa notificación, empiezan a mandar a los más allegados, a las representaciones sindicales y a las personas que tenían algún problema de generativo, con seguimiento, los dejaron trabajando.
Cuando hacen la solicitud estas personas, la niegan porque “ya no había personal” y empieza a aumentar el número de contagiados.
Yo acabo de salir de la enfermedad el 1 de julio y todavía no me dan la hoja en la que se califica el riesgo de trabajo, me lo calificaron como enfermedad general. Salí positiva el 9 de mayo, empecé con síntomas. Me mandan incapacitada y me dan la prueba positiva.
Me dijeron que me iban a dar seguimiento y que me aislara.
Mi esposo también trabaja en el IMSS y al enterarse que yo tenía lo empezaron a discriminar, porque lo empezaron a aislar, a dar trabajos fuera de la clínica y que tenía incapacidad por 15 días, cuando eso es una afectación a la economía porque nos pagan 2 mil pesos de sueldo base y nos quitan estímulos, puntualidad, asistencia, etcétera.
Mi esposo se negó a la incapacidad porque no tenía ninguna sintomatología y pidió la prueba pero no se la quisieron hacer. Solo le dijeron que se iba. En la prueba salió negativo pero aun así le dieron tres días de incapacidad.
Imagínate en pleno sol en Puerto Vallarta y con el N95 puesto. A mi esposo lo mandaron a la calle cuando él tenía área asignada. Se le dijo que eran administraciones del director y administradora.
A mi me dijeron que nos iban a dar seguimiento y no. De los más de 20 días que estuve enferma me hablaron 4 veces. Yo me puse muy mal y duré cinco días con diarrea, no salí para no contagiar a nadie, hablé al IMSS y no me ayudaron.
Me di cuenta que lamentablemente todo lo que pintan bonito afuera no es verdad. Eso de los seguimientos, de llamar al 01800… no. Es una careta que utilizaron que no fue funcional.
Interpuse una queja ya en Derechos Humanos porque me negaron la licencia a pesar de que desde hace muchos años soy una persona que tiene resistencia a la insulina y estaba en tratamiento para una manga drástica por parte del IMSS porque tengo obesidad mórbida y necesito tratamiento. Yo me debí haber ido de licencia, pero como el Sindicato manipula todo esto me lo negaron.
ALBERTO: “HICIMOS CÁPSULAS CON NUESTRO DINERO»
Es muy delicado todo. Si bien es sabido que nunca en todos estos años de trabajo creímos que hubiera una pandemia, a los hospitales llegó de sorpresa y por ende también a las autoridades o los médicos, todos los que trabajamos ahí no sabíamos cómo reaccionar a un virus tan mortal.
Lo que sí es que todos nosotros tuvimos que comprar nuestros insumos, el overol, gogles, porque el IMSS lo único que te da son batas en mal estado, unos cubrebocas KN95 que son chinos, unos guantes de látex y unas botas.
Nosotros no sabíamos cómo cuidarnos al principio. Como camilleros hicimos unas cápsulas, todo de nuestro dinero. Vimos qué tan difícil estaba el asunto de la contingencia porque llegaba mucha gente infectada y así como llegaba, también iba muriendo.
El sindicato nunca hizo nada. Venían de una elección para renovar al Secretario General, pero resulta que ellos nunca se atrevieron a ir a los hospitales, nunca dijeron que podríamos disponer de las cuotas que pagamos para insumos. El IMSS como parte patronal, le da al Sindicato una parte proporcional de dinero para hacernos los festejos pero no se hicieron por lo mismo de la contingencia, entonces lo justo era que ese dinero que es de los trabajadores, convertirlo en insumos, pero no hicieron nada.
Empezaron a caer muchos compañeros, murieron médicos, enfermeros, camilleros. Al ver que ya estaba muy difícil la situación ellos pudieron evitar muchas muertes y contagios de los compañeros con enfermedades crónico-degenerativas. Se había indicado que a ellos se les darían licencias, pero quienes las otorgaban lo hicieron mal.
Resulta que muchas autoridades, desde el director hasta el administrador, sí se fueron, aunque no tenían ninguna enfermedad. En el sindicato pasó lo mismo.
El sindicato era pieza clave en que nos llegaran los insumos. Pero nos dieron lo peor. Se pudo haber hecho más por la base trabajadora dándonos el equipo y todo lo que necesitábamos, se pudieron evitar muertes. Incluso hay amparos de médicos que querían obligar a entrar al área COVID sin que tuvieran algo qué hacer ahí, pero los sancionaron; a otros los sancionaron porque salieron a las calles a pedir insumos.
Si el sistema de salud nos hubiera dado al menos lo mínimo, a lo mejor no podríamos saber ya cómo atacar el virus, pero nos hubiéramos podido proteger más, a nuestras familias y al derechohabiente, pero molesta ver a los directivos con cubrebocas y caretas costosas, con todo bien y nosotros los trabajadores expuestos, por ejemplo, nos dicen que hay un protocolo de sanitización y que tenemos que aprender a quitarnos los insumos, los guantes, la bata, cubre bocas y googles… pero no nos dan todo eso.
Camilleros y enfermería somos los más expuestos, porque somos los que le ayudamos a enfermería a movilizar a los pacientes que fallecen. Sanitizamos a los difuntos, se les tiene que rociar de alcohol con cloro para que no contaminen mucho. Se les saca en una burbuja muy bien sellada y el de limpieza e higiene (intendencia) tiene que ir sanitizando todo el pasillo por donde baja el cuerpo.
Unos compañeros estaban haciendo una burbuja y llegó a oídos del Director y se molestó y dijo que no daría dinero para eso porque estaba mal. Mis compañeros dijeron que si no daba, que los dejara hacer para protección, pero lo tomaron muy mal porque eso los exhibe.
JAVIER: “DIRECTIVOS DE ESCRITORIO EN EL IMSS»
Al inicio de la pandemia, cuando empezó el hospital con su conversión, estuve casi un mes trabajando. En cuanto empecé a bajar por las muestras de pacientes con COVID, les dije que esas muestras teníamos que sanitizarlas, les expliqué y nos dimos a la tarea de enseñar a mis compañeros cómo hacer los procedimientos.
En una de esas platicas un jefe de servicio me cuestionó sobre el proceso de desinfección de las muestras. Me dijo que cómo lo sabía y yo le recordé que en 2007 con la pandemia de influenza, se llevó el mismo protocolo porque se trata de vías respiratorias. Le dije que buscara a la gente que estuvo al frente de esa contingencia para la organización de personal y protocolos para empezar a adecuar el hospital para la atención de COVID.
Pero los puestos gerenciales, que tienen que ser ocupados con gente con experiencia dentro del Instituto para que justo en casos como este, ya experiencia y sepan qué es lo que se tiene que hacer y a quiénes tienen que acudir, cómo se tiene que manejar la situación.
Pero esos puestos gerenciales y estratégicos no son ocupados por gente con experiencia, o muy poca. Hay nepotismo, tráfico de influencias.
Esta pandemia nos encontró con trabajadores desprotegidos, con directivos de escritorio, una cantidad impresionante de administrativos que no tienen ni una idea de lo que significa estar ahí. No saben y no se preocupan por leer protocolos internacionales, normas oficiales mexicanas. Es más, le puedo asegurar, que hay jefes de servicio y administrativos que se les extiende un oficio para una petición y se quedan leyendo con dudas de dónde salió cuando se trata de normativas publicadas en el IMSS.
Tuve que explicar hasta lo más básico. Empezamos con el manejo de los equipos de protección personal. La mayoría de mis compañeros lo compran.
En el momento en que me requieren para tomar muestras, pedí el equipo de protección y además les dije que era hipertenso. También coincidió que yo ya necesitaba una valoración de medicina interna para reajustar mi tratamiento o cambiar de medicamentos.
Metí un oficio en el que estoy solicitando mi valoración, mi equipo de protección y las razones y me mandaron a llamar para retirarme a mi casa.
Me sorprendí. Al IMSS se le hizo más fácil retirarme a mi casa que darme un equipo de protección y valorarme por medicina interna. Ya no se están dando las consultas generales. Suspendieron cirugías, consultas, interconsultas. Únicamente a pacientes que lleguen a urgencias por diferentes motivos y pacientes sospechosos de COVID.
El Hospital 46 es el único Hospital General con subespecaldiades en todo el estado de Tabasco. No pueden dejar desprotegidos al resto de la población. Hay quienes necesitan cirugías, valoraciones de cardiología, hipertensos, diabéticos. Todo lo suspendieron.
ALAN: «SOLO NOS DIERON CUBREBOCAS»
Desde el inicio de la pandemia implementaron un módulo en donde nos hacen firmar por los insumos. En el contrato colectivo de trabajo marca que todo lo necesario para trabajar dentro de nuestras funciones o inherente a la profesión, sea cual sea la categoría, se debe de dotar del equipo necesario sin necesidad de ir a un módulo, hacer fila, firmar y justificando el hecho por el que se solicita, cuando en contingencia el Gobierno federal recibió apoyos y además compró, pero no han llegado.
Solo nos han dado cubrebocas de triple capa, sencillo, pero eso no es lo que se necesita ni para los compañeros que están en el área COVID ni para los que están en el primer contacto con los pacientes directamente.
Desde que se decretó la emergencia, ya debieron preparar protocolos en el área de salud pública, pero en ningún departamento se ha hecho la investigación ni se han preparado protocolos desde hace años.
No debió haber tantos compañeros muertos porque son cientos que ni siquiera son los de la atención directa, no es justificable que un médico o una enfermera fallezcan en el actuar de su profesión porque no estudiaron para morir en la raya, sino para salvar vidas.
Pero lo que está pasando es que están muriendo camilleros, médicos, enfermeras, gente de aseo, personal administrativo como asistentes médicas o trabajadoras sociales.
Desde el primer momento que se supo de esta enfermedad y que en el país ya estábamos a la espera del paciente uno, el personal de salud debió haber recibido capacitación previa y protocolos de seguridad de cómo sanitizar áreas, de cómo prepararse. No fue así, ni siquiera los insumos ni la capacitación para los insumos.
El IMSS es el área patronal y está obligado a capacitar, formar y dar todo lo necesario para que las labores de protección y cuidado de la salud de la sociedad, se den perfectamente, pero en la alianza obvia con el Sindicato, se echan la bolita al otro cuando nadie debió pasar por alto eso.
El Sindicato estaba más ocupado en hostigar compañeros para que no se cambiaran de sindicato, a sancionarlos, rescindirlos por estar en otro sindicato, en lugar de estar haciendo los protocolos. El IMSS por su parte esperó indicaciones para saber cómo trabajar.
Nosotros tenemos que estar comprando nuestros insumos. Yo, que no estoy en contacto directo, si no subo a firmar por ese material en horarios fijos, tengo que comprar mis insumos para estar en el hospital porque ha habido brotes, pero de eso no se dice nada, solo dan incapacidad y se retiran. Ni siquiera se considera riesgo de trabajo.
La gente del IMSS dice que nos enfermamos por mal manejo de cubre bocas, por no saber ponérnoslo o por el traslado en el trabajo.
Nos hacen firmar por un “equipo completo de protección” (careta, guantes, cubre bocas, gel antibacterial) pero nos dan un cubre bocas, gogles y careta, pero hay que regresarlos después del turno.
Sabemos que hoy más que nunca debemos estar unidos y ser solidarios y decirle a nuestro presidente que muchas de las indicaciones que él dio para que todos los trabajadores de la salud estemos bien, no se han seguido ni siquiera se han tomado en cuenta.
***
El IMSS envió una carta a SinEmbargo con relación a la nota en la que señala que se ha capacitado de manera permanente al personal; que los protocolos de seguridad comenzaron a aplicarse desde el inicio de la emergencia sanitaria y que “Contar con suficiente equipo médico es y ha sido una prioridad para el IMSS en todo el país”.
También señaló que el Equipo de Protección Personal se asigna de acuerdo con su área específica de labor, considerando si tienen o no contacto directo con pacientes COVID-19 y que el el IMSS y el Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social colaboran con diferentes medidas para proteger, capacitar y reconocer la trascendente labor del personal de salud en esta pandemia.
A continuación se reproduce la carta de manera íntegra:
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